Sí!!! queridos lectores y lectoras, hemos visto niños y niñas en el parque; verles lo que se dice verles, ya les habíamos observado desde la ventana, pero interactuar con ellos, jugar, rebozarnos por la nieve, discutir por una pala, NOOO, eso no había pasado nunca, nunca hasta ayer. Mis polluelos estaban locos de contentos. Hasta ahora pensábamos que eran una ilusión óptica, un espejismo.
El padre de mis hijos llegó a casa mucho antes de lo habitual, normalmente llega pronto, pero ayer llegó antes todavía, eso supuso que acelerásemos el proceso de bajar al parque y que pudiésemos coincidir con el resto de mortales.
El mayor, muy lanzado cuando te conoce, pero más vergonzoso que el resto a primera vista, se pegó a sus hermanos y los tres como una piña lanzaron al pequeño, más directo que ninguno (el de apartaozzzz que me tirooo) a presentarse, y decir los nombres de los tres. Los chavalines que jugaban les miraron como si fuesen extraterretres (llevamos un mono cibernauta, pero a eso aquí están acostumbrados) se encogieron de hombros y les dejaron hacer. Al rato ya estaban todos trabajando en cadena para construir un muro de bolas de nieve, tipo iglú. Deben haber asistido a alguna clase extra de supervivencia, porque hacían unos túneles en la nieve, unas rampas de tobogán con curva y unos muros bastante buenos.
Al grito de "carlitos a cenar"al mas puro estilo "cuentame como paso"en el barrio de san Genaro, los niños empezaron a desaparecer; tal vez alguno lo identifique mejor con "Josuahhhhh pa casa".
Cuando éstos se fueron llegaron tres chicos; los seis se empezaron a tirar rodando por la nieve, unos encima de otros, cada uno gritando lo que sabía, ellos decían "todos juntos -yndessä-" y los míos decían "bomba ya..." (equivalente a bomba va, que no consigo que lo digan bien). Para que os hagáis una idea de la escena, es como en Tom y Jerry, cuando uno se tira por la nieve y va arrastrando todo lo que pilla y la bola se hace más grande, sólo se veían pies y cabezas, el resto del cuerpo quedaba oculto. Adjunto foto para demostrarlo. Cuando ví aquello, yo, que soy una madre cagueta, pensé, esto se acabó, todos a casa, que de aquí no salimos enteros; pero su padre me lo impidió y aunque yo viví la situación con un poco de tensión, los niños estaban encantados.
¡Hoy ha vuelto a pasar!, por la mañana, cuando estábamos reconstruyendo la fortaleza de ayer, han aparecido dos niños (de tres y cinco años, con su madre -madres, especie raramente encontrada en los parques, ya que como he dicho anteriormente los niños bajan solos a la calle-). El caso, es que la madre se ha percatado de que hablábamos una lengua extraña y ha iniciado la conversación preguntando ¿qué lengua hablan los niños?, la ilusa me lo ha preguntado en finés, la he contestado en inglés, con mi típico "no hablo finés" y a partir de ahí hemos estado hablando un buen rato. Vive en mi edificio, así que supongo que nos veremos con frecuencia. Por la tarde hemos coincidido con los niños de ayer; cuando al despertarse de la siesta, mis hijos han visto que había vida exterior, se han tomado la merienda rapidísimo, se han enfundado monos, botas, manoplas y guantes (no, no llevamos bufanda porque el gorro realmente es un pasamontañas de forro polar, la bufanda me parece excesiva), han cogido palas, rastrillos y trineo y allí hemos estado, haciendo nuevamente muros de bola de nieve, y han terminado dos túneles, ¡alucinante!. Al principio subían pedrolo de nieve a pedrolo, hasta que el mayor y el mediano se han puesto de acuerdo, han llenado el trineo de bolas gigantes y se han dedicado a subirlo por la cuesta hasta llegar a la fortaleza; allí han sido recibidos con una gran sonrisa y un enorme kiitos, gracias. Si por lo menos alguno de estos niños fuese a nuestro cole... harían que el primer día, próximo lunes 4 de febrero, fuese un poco más fácil.
1 comentarios:
Bueno, Susana, qué bien. Los lugareños han tenido su primer contacto con los alienígenas... y parece que ha ido bien. Me alegro mucho.
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