Esta es la primera calle que se ilumina tooodos los años. La gente espera el momento con ilusión. Es una de las calles, sino la más, más comerciales de la ciudad, con suelo radiante para evitar que las nieves y el hielo impidan que se pueda transitar.
Esta es una calle, callejuela, perpendicular a la anterior, es una de las muchas que comunica desde arriba con la estación de trenes principal. Digo desde arriba porque se puede atravesar bajo tierra durante todo el año, hay otra vida en el subsuelo, como en los Fraguel.
Uno de los espaparates navideños por excelencia, el de unos grandes almacenes
El tiovivo que recibe a toda aquella persona que quiera entrar en el mercado navideño de Helsinki, donde este año me han diferenciado dos partes: una de puestos artesanos alimentarios, cerámica, madera, cuero, mucha lana y otro, en el que pedían pasaporte covid, donde estaban los puestos que ofrecían comida y bebida.
Estas dos fotos son del escaparate de la pastelería más antigua de la ciudad, donde un café con su bollito me cuesta lo mismo o más que el menú del día en el bar de mi barrio.
En los mercados cubiertos, los más antiguos de la ciudad, ya están preparados para recibir a su vecino del Norte.
Además del mercadillo oficial, puedes encontrar otro más pequeño a pocos metros de la estación central de tren.
paseando por Esplanadi te encuentras esta estampa, entre otras muchas.
En resumen: l
uces discretas pero elegantes en las calles principales. Balcones y ventanas iluminadas en las casas.
Tiendas decoradas, una vez pasado el black fraude, las rebajas son sustituidas por Joulupukki.
Hojaldres, glôgi y galletas de jengibre en las tientas. Hay ganas de fiesta, ganas de Navidad, me ha sorprendido ver a más gente de la habitual por la calle, sobre todo ver gente un día laborable más allá de las 21.00.
Aglomeraciones, ninguna.
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