y luego, cosas de la vida descubrí que una de mis hermanas pequeñas decía ser la princesa Anastasia. Cuando nos trasladamos a Finlandia lo marqué como primer destino de viaje, la cosa se fue liando y liando (nos daba pereza el visado) y he tenido que esperar casi cuatro años hasta poder viajar a San Petersburgo.
La estancia ha sido corta, así que, como diría mi padre, puedo subrayarlo en el mapa como visto, pero desde luego dos días no dan para mucho en una ciudad tan enorme y fascinante como esta. Nos quitamos horas de sueño, caminamos sin descanso, y a ratos, arrastramos a los pollos con las zapatillas encharcadas por la lluvia. Aun con todo, habiendo estirado las horas todo lo posible, no hemos visto ni una décima parte de lo que esconde la ciudad. Ahora que hemos hecho una primera visita de reconocimiento ya sabemos donde ir cuando tengamos tiempo para una estancia más larga. Esperamos que para el siguiente, la princesa Anastasia y su séquito puedan acompañarnos.
Algunas de nuestras visitas aprovechando la estancia en Finlandia planificaron una escapada a San Petersburgo, todas ellas habían tramitado previamente el visado desde Madrid y a nosotros nos daba bastante pereza empezar con todo el papeleo. Pero me daba rabia, porque desde Helsinki San Petersburgo está, como el que dice a un tiro de piedra, desde la capital de Finlandia puedes viajar a San Petersburgo en autobús, en tren, en avión o en barco. En coche de alquiler las agencias te ponen muchos problemas ya para ir con vehículo propio hay que hacer mucho papeleo.
Nosotros optamos por la opción del barco porque es la única que te permite viajar al país sin visado, los requisitos son los siguientes:
- Tienes exactamente 72 horas de permanencia en territorio ruso desde que pasas el control de policía.
- Sólo es válido para quienes viajen en St. Peter line ferry. No se puede abandonar territorio ruso por otro medio. En caso de emergencia dan el siguiente número de teléfono para contactar +7 921 550 58 61 o ponerse en contacto con tu embajada en Rusia
- El embarque se cierra 30 minutos antes de salir.
- Cuando haces la reserva de camarote de i/V con St Peter también reservas a través de su página el hotel en el que te hospedarás en San Petersburgo y el autobús (furgoneta) que te lleva del puerto al centro de la ciudad (iglesia de San Isaac) y desde donde salen las mismas furgonetas que te devuelven al puerto
Book on-line
En cualquier caso, si quieres estar en Rusia más de 72 horas, dejo un enlace donde se explica muy, pero que muy clarito, paso a paso todo lo que necesitas para conseguir el visado... ya no hay excusa para que las visitas no se acerquen a la ciudad de Pedro el Grande.
La reserva por internet no es complicada, tienes distintas opciones de camarote a reservar, y distintas posibilidades de hotel. Los menores de 7 años no pagan cama en camarote (pero la tienen que compartir contigo, no hay opción de cama supletoria, cuando veas el tamaño de los mismos lo comprenderás) ni en el hotel, en éste último si que hay opción de supletoria.
El embarque es bastante sencillo y nada agobiante ya que se puede embarcar desde tres horas antes de salir, lo que evita aglomeraciones (al menos los días que viajamos nosotros). Dado que la duración del viaje es de 13 horas tampoco estuvimos allí los primeros, apuramos bastante la hora del embarque.
El barco es bastante grande, si has viajado en barco desde Helsinki a Tallin o a Estocolmo son del mismo estilo, 8/9 plantas, distintos bares y restaurantes, buffet, cafeterías, discoteca y karaoke, supermercado, tiendas varias y oficina de cambio de divisas con un horario bastante limitado. En El "Princesa María" también había sauna y piscina; aunque hay miniparque de bolas para lo@s más pequeñ@s, en este caso cuesta 10 euros la hora.
Cuando hagas la reserva por internet cuidado con la letra Ñ y las tildes, el servidor luego las traduce como quiere y cuando te mandan la confirmación te puedes llevar una sorpresita. En ese caso, mejor enviar correo electrónico a la compañía lo resuelven de un día para otro, son bastante amables y te evitas problemas en la aduana.
Lleva impresa la reserva del hotel, te la pedirán en la aduana y aunque la espera en el control policial es un poco rollo si vas con niñ@s, es lo que hay.
Nada más pasar el control de policía, cuando vas en busca del autobús que te lleva al centro, no te asustes si te asalta algún buen hombre para ofrecerte su furgoneta, el autobús que creías haber contratado es algo parecido a la ford transit de toda la vida. Nos hizo mucha gracia que junto a las furgonetas había una banda de música que lo daba todo para recibir o despedir a l@s visitantes, sólo tocan cuando ven gente.
Nosotros pensábamos que el supuesto autobús iba pasando por los distintos hoteles para ir soltando turistas, pero no, a tod@s los deja y recoge en el mismo sitio, la iglesia de San Isaac. Así que nada más bajar cruzamos la calle y contratamos el verdadero autobús turístico que te lleva por los sitios más emblemáticos de la ciudad. Nunca antes me había subido en uno de estos con la manada, pero dado que sólo teníamos dos días, no había tiempo que perder. No aceptan tarjetas sólo pago en efectivo y como en museos y demás atracciones los menores de 7 años son gratis.
A los cachorros les encantó la experiencia del autobús, fueron muy entretenidos con las historias que les contaban y casi me da un pasmo cuando descubrí que uno de los tres cachorros iba escuchando la información en finlandés (¡AHHHHH! le estamos perdiendo). No sé si les gustó realmente la experiencia del bus o... que como nos conocen, saben que nos ponemos a andar y no paramos, eran conscientes de la cantidad de kilómetros que se estaban ahorrando.
El tiempo estaba variable, lo mismo hacía sol que nos cayó un chaparrón como pocos en nuestra vida, menos mal que no hacía frío. Llegamos al hotel calados como sopas, con las zapatillas haciendo gorgoritos de la cantidad de agua y nos dio un ataque de risa cuando el medianillo, antes de entrar al hotel tuvo la ocurrencia de vaciar el agua de la zapatilla, como en los chistes.
El Hotel Aston está en una perpendicular de la avenida Nevskj. Las habitaciones son pequeñas pero tienen todo lo necesario y más. Eso sí, si llevas mucho equipaje intenta que no te den en la 6ª planta, hasta allí no llega el ascensor.
El desayuno buenísimo y a parte del buffet te cocinan a la carta y a las 17.00 agasajan a l@s huéspedes con un cafelito merienda, lo que en Finlandia llamarían café+pulla. Nos pilló de sorpresa y los pollos lo disfrutaron más que los zares, jeje. Estación de metro más cercana es Vladimirskaya.
Lo que habría disfrutado su abuela viéndoles revolver en los mercadillos y lo que se habría reído el abuelo viéndoles elegir chapas en los puestecillos como hace más de 25 años hiciese su madre -la que suscribe- en Praga o Berlín (eso sí, debo reconocer que las de antaño, y no es por hablar
como mi abuela, eran de mejor calidad, de hecho aún sobreviven intactas pegadas a mi cazadora, aquellas, al menos, eran de hojalata y no como estas que son de plásticurri y que no han durado ni dos asaltos).
Sobre la ciudad:
En San Petersburgo todo es a lo grande. Cuando Pedro el Grande decidió levantar la ciudad, que hoy es patrimonio de la humanidad, sobre un pantanal, en el delta del río Neva; supongo que más de uno pensarían que era un loco, aunque por supuesto nadie se atreviese a decírselo. Pero no hay que atribuir todo el mérito a Pedro el Grande, si hablamos de San Peresburgo, no podemos olvidarnos del nombre de Catalina II, Isabel Petronova, Ana Ivanovna y otras princesas.
Su fundación tenía tanto fines comerciales, aprovechando el río se podían establecer nuevos lazos comerciales con Europa, como militares, creando una flota que pusiese competir con los navíos suecos. No en Vano entre ambos países se han estado disputando Finlandia durante los últimos siglos.
Su fundación tenía tanto fines comerciales, aprovechando el río se podían establecer nuevos lazos comerciales con Europa, como militares, creando una flota que pusiese competir con los navíos suecos. No en Vano entre ambos países se han estado disputando Finlandia durante los últimos siglos.
Pedro quiso hacer en San Petersburgo una copia resumen de lo mejor que existía en el resto de Europa hasta el momento, por eso se trajo a los mejores arquitectos, diseñadores y constructores de la época para poner en marcha la maquinaria. Talaron árboles, todos los que se encontraban a su paso, porque todo lo que construían se les hundía en el fango. Dejaron los bosques de la zona literalmente pelaos. Las primeras casas se construían de madera, a imagen y semejanza de las holandesas, después pasaron a construir con piedra y cuando en las épocas de escasez el resto del país se moría de hambre, San Petersburgo era la única ciudad de todo el país en la que se podía seguir construyendo con piedra.
Como decía, Pedro quería construir en San Petersburgo todo lo que había visto en el resto de Europa, pero lo quería todo A LO GRANDE. Si se había enamorado de Versalles, en San Peterburgo debía haber un palacio parecido pero más grande. Que se enamoraba de las puertas del baptisterio de Pisa, pues para San Petersburgo parecidas (San Isaac) pero a lo bestia, que ellos tienen museos, pues toma Ermitage....
y así un suma y sigue que han hecho de San Petersburgo lo que vemos hoy, una ciudad de palacios y palacetes, de lujo y de detalles, de zares y príncipes, de fiestas y bailes, pero también el lugar en el que estalló la revolución que cambiaría el mundo.
En nuestra apretada agenda, nada más llegar a la catedral de San Isaac nos montamos en el autobús turístico. Eran las 8 de la mañana, la ciudad estaba bastante tranquila y fue un gustazo poder ver como se iba despertando la Avenida Nevskij. Qué diferente se ve desierta a las 8.00 de la mañana, a tope a eso de de las tres de la tarde o cuando ya ha caído la noche. Desde el bus el padre de las criaturas y la que suscribe fuimos planificando lo que iba a ser nuestro primer día.
Y como nos la recorrimos practicamente entera vimos desde el Almirantazgo hasta el Monasterio de Alexander Nevskij, pasando por la Catedral de Kazán, la pastelería Sever (donde antaño compraban los zares) y la estación Moscú, entre teatros palacetes, canales, puentes y comercios varios. (Nota, el autobús sólo te lleva hasta la estación Moscú, no llega hasta el monasterio, es media hora andando desde la estación y siguiendo la avenida).
Qué vimos, más o menos.....
Iglesia de san Isaac, cuyo interior más que una iglesia parece un palacio barroco. Esta es la iglesia que se apoya sobre 24.000 troncos de árbol clavados en el suelo y se hundió varias veces antes de terminar su construcción. Si quieres subir a disfrutar de las vistas desde la cúpula, toma antes un bocata que te de fuerzas para hacer frente a los 562 escalones.
Lo que más les gustó a los pollos del lugar fue el cartel que indicaba las cajas, así de simples somos, para qué fijarse en las columnas majestuosas, la escalinata o la cúpula, habiendo un cartel en el que se lee claramente Kacca, sólo por poderse reír a sus anchas y poder seguir con la broma el resto del día, ya les había merecido la pena la visita.
La Iglesia de la Sangre Derramada, impresionante por dentro y por fuera. Los pollos la vieron algo inquietos porque ya habían visto unos puestecillos bastante apetitosos algunos y unos animalejos de esos que te ponen en el hombro y sonríes para la foto el otro.
La iglesia fue construida en memoria al zar Alejandro I, que sufrió un atentado que le costó la vida en ese mismo lugar, en el interior de la iglesia han dejado intacto el trozo de calzada donde se produjo el ataque hace casi 200 años.
Pasamos varias veces por la plaza del Ermitage (donde comenzó la Revolución de 1917), donde se encuentra tanto el Palacio de Invierno como el arco del triunfo (que simboliza la victoria sobre las tropas napoleónicas en 1812), del arco salen en alas dos edificios semicirculares. En el centro de la plaza está la columna de Alejandro y en la plaza verás turistas y más turistas, lugareñ@s disfrazad@s de época a la caza de turista (foto = x rublos) y calesas que te llevan de paseo por un módico precio que no quise ni preguntar.
Vimos la mezquita, por fuera, estaba en obras.
Con el autobús pasamos por la calle de los millonarios con los palacetes a la vista, pero a pié sólo la recorrimos a tramos, y a veces por confusión.
Sobre puentes y canales, mejor no digo nada, porque pasamos por tropecientos sería incapaz de recordar los nombre, pues ni siquiera los apunté en su momento, sólo recuerdo los de entrada y salida a la fortaleza. Callejeamos por aquí y por allá y había muchas cosas que nos iban sorprendiendo a nuestro paso.
La Fortaleza de San Pedro y San Pablo, donde se construyeron los primeros edificios de la ciudad, aquí empezó todo. Está sobre una Isla cruzando el puente, aunque la manera más cómoda de llegar es el metro (Gor´kovskaja). Nosotros cruzamos a la isla Vasilievski y desde ahí por el puente Birzhevoi. Salimos de la fortaleza por el puente de la Trinidad.
El objetivo principal de la fortaleza era defensa del Báltico, aquí se construyeron los primeros edificios públicos de la ciudad: prisión, catedral y cuartel. Aquí puedes ver: La puerta de San Juan, varios edificios que actualmente son museos y la catedral de San Pedro y San Pablo donde destaca su cúpula dorada y sobre todo la finísima aguja que sostienen una esfera y sobre la esfera hay un ángel con una cruz. Desde abajo parece muy fina, supongo que no lo será tanto. Aquí se encuentra la cárcel más famosa (y no por sus buenas costumbres) del país
A los pequeños, cosas de la vida, lo que más les gustó de este paseo fue el museo al aire libre de figuras hechas con arena de playa que había cerca de los bastiones.
El segundo día, dedicamos gran parte de la mañana a pasear por los alrededores del hotel, así descubrimos el mercado de productos del Cáucaso, la iglesia de San Vladimir y desde ahí paseando hasta la estación Moscú vimos bastantes edificios modernistas que nos recordaban a los de la capital Finladesa.
El Ermitage, pasamos porque había que verlo, aún a sabiendas de que los pollos corrían el resto de petar y de que en tres horas no íbamos a ver practicamente nada; pero era la manera de poder ver palacio y pinacoteca (más resto de ornamentos) todo en uno. Sacamos la entrada en unos cajeros a la entrada del museo y no tuvimos que esperar para entrar.
Debes dejar mochilas y abrigos en la taquilla (es donde más se tarda) y menores de 7 años no pagan entrada, aún así necesitan el equivalente para pasar los torniquetes, para conseguirlo vas a la taquilla que encontrarás pasada la puerta de entrada del edificio, antes de llegar a taquilla/ropero.
Estuvimos paseando por el palacio durante algo más de tres horas, así que podemos decir que hemos estado allí, pero no que lo hemos visto. Decidimos tomarlo con calma y pasear para disfrutar lo que nos diese tiempo, cada cual prestando atención a lo que más le interesase. Cuando por casualidad llegábamos a alguna sala que al padre de las criaturas o a la que suscribe le resultaba más interesante, los pollos aprovechaban para descansar a sus anchas. Mostraron más interés del que pensábamos, aunque no voy a mentir, también tuvieron sus momentos de "cuando nos vamos...", "cuanto falta....", "menudo rollo de sitio", momento en el que había que aprovechar para hacer alguna tontería o contar alguna batallita, agotador, jeje.
Como medio de transporte, el metro es barato (repito, menores de 7 años gratis) y las estaciones son bonitas, es muy profundo (uno de los más profundos del mundo) y está decorado con mosaicos que son verdaderas obras de arte.
También están los autobuses urbanos (que no utilizamos) y los taxis que me sorprendieron por su color, demasiado parecidos a los de una de las ciudades más conocidas de su peor enemigo.
La gente nos pareció amable y muy sonriente, la gente mayor sonreía mucho a los niñ@s y les decían un montón de cosas en ruso de las que no entendíamos ni jota, ya nos podían estar poniendo verdes que nosotros... ni mu.
El último día, después de comer y antes de subir al autobús que nos llevaría de nuevo al puerto aprovechamos para pasear entre canales y callejuelas, siguiendo el canal Griboiédov y culebreando hasta San Isaac
Como dato significativo, vimos muy pocos perros paseando por la ciudad y casi ningún niñ@, ¿les tendrán escondidos?, es que por no ver niñ@s... ni en el barco (turistas) ni en la ciudad (locales), todo un misterio por resolver.
3 comentarios:
www.patrongestion.com
Hace poco menos de una año compré mi free tour st. Petersburgo, para poder disfrutarlo a poquitos días, junto a mis amigas, viviremos unos momentos increíbles en éste maravilloso lugar.
Es una ciudad preciosa.
:)
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