A mi me gustó un montón, a mis pollos aún no les he llevado, pero todos los cachorros humanos que lo han visitado volverían a pasar por allí.
Es un museo para jugar, un lugar en el que los y las más pequeños/as pueden aprender jugando; van a encontrar muchas cosas que para nosotros son familiares y que muchos no han visto ni en fotografías.
Pueden escribir a máquina, llamar por un teléfono en el que los números se marcaban a rosca, construir su propia casa de ladrillos, jugar a las tiendas y pesar los alimentos con una báscula, pueden ver como se trabaja en una cadena de montaje, manejar un telar, sentarse en el trono de los zares, hacer puzzles gigantes y hasta saludar al mismísimo presidente de la República.
Son muchas las cosas que se pueden hacer en el VINTTI y al mismo tiempo aprender un poco más de la historia del país.
Está en la calle Mannerheimintie, 34. En la última planta.
Está en la calle Mannerheimintie, 34. En la última planta.
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