Es una de las ciudades más importantes de Finlandia, característica por sus fábricas de ladrillo rojo que hicieron de ella un lugar muy importante al inicio de la revolución industrial.
En primavera todo aquello está muy verde, probablemente sea por la abundancia de agua de la zona, se encuentra entre dos lagos que a su vez se conectan por el río Tammerkoski. Si aquí... otra cosa no sé.. pero agua... tienen para dar y tomar.
Llegamos hasta allí en coche, y aparcamos muy cerca de la estación de autobuses, junto a la iglesia ortodoxa. Así...los pollos pudieron corretear un poco por la plaza y jugar en el parque para estirarse, después del largo viaje.
Caminando, caminando, llegamos a la estación de tren, con ese reloj, que me recuerda al de la estación central de Helsinki, y al que he estado viendo durante tantos años desde la 5ª planta de la calle Valverde de Madrid.
Justo, enfrente de la estación hay un TIGER, sí.... ya os he hablado de esta tienda danesa de accesorios y chorradas varias que tanto me gusta.
Desde allí seguimos caminando y caminando y llegamos al centro Finlayson.
Finlayson fué un escocés que instaló aquí su taller a principios de 1800 que poco a poco derivó en una fábrica de algodón. En su recinto se encuentran cafeterías, restaurantes, un centro comercial y otros museos de la ciudad.
Caminamos y caminamos y seguimos caminando y pasamos por otra curiosa iglesia, que resultó ser una iglesia para niños, llena de juguetes y caballitos de madera, los cachorros se lo pasaron pipa, mientras el padre de mis hijos hablaba con el pastor y yo me senté a escuchar al coro que estaba ensayando.
Támpere tiene muchos museos y gran variedad cultural, destaca el edificio del Kivimuseo (piedras y minerales), el Muumilaakso (del mundo de los Mumis),
Seguimos caminando por la calle principal, Hämeenkatu y tras ver algunos edificios curiosos, desembocamos en la plaza del mercado, allí hicimos otro alto en el camino para decidir como volver al coche.
museos, hay más de 30, aquí van unos cuantos, nosotros, para variar, no entramos en ninguno, pateamos y pateamos, ya vendremos a pasar noche:
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