Se encuentra casi a mitad de camino entre Helsinki y Tampere.
Entre sus grandes edificios está el castillo de ladrillo rojo, construido por los suecos en el siglo XVIII y que fué prisión durante la ocupación rusa y hasta los años 80. Se encuentra en un sitio muy bonito, a la ribera del río y muy cerca del museo militar, también en ladrillo rojo para no desentonar.
Tiene un plaza grande, con su iglesia y sus edificios modernistas de principios del XIX.
Se puede acceder a la ciudad en coche, en autobús (desde Helsinki y desde Tampere) y los trenes, aunque no te dejan en el mismo centro también paran por aquí.
Tiene muuuchos caminos para pasear en bici.
Buen lugar para hacer un alto en el camino y tomarse unos bocatas.
El castillo, supongo que será por la construcción en ladrillo rojo, me recuerda al de Kronborg en Dinamarca (Helsingor) y al de Sangaste en Estonia (qué tiempoas aquellos hermanas 5/6, padre de mis hijos y amigo Julio), con la diferencia de que aquellos si entraron en bastantes batallas y éste apenas tuvo la oportunidad de estrenarse en conflictos importantes.
Nos limitamos a recorrer la ciudad a pié porque íbamos camino de Tampere, pero hay varios museos, tiendas y parques que visitar.
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