Sigo un poco sorprendida con algunos comportamientos locales.
Primero debo decir que me equivoqué al afirmar que la gente no saluda y generalizar, me he dado cuenta de que las personas de avanzada edad si que sonríen a mis cachorros, el resto.. como si fuésemos invisibles, seguimos igual.
Con quien sigo tremendamente disgustada (por decirlo finamente, que estamos en horario infantil) es con los operarios de la construcción del edificio en el que vivo. Como ya os he comentado anteriormente, están de obras en el edificio; en las zonas comunes tenemos todo el cableado a la intemperie y aquí to quisqui tiene llaves de mi casa, entran y salen y ayer hasta me colocaron el correo, en nuestro caso: propaganda. Ayer, sin ir más lejos, serían las 12.45, hora local, una hora menos en la Península y dos menos en las Islas Canarias, cuando se presentaron dos muchachos, soltaron su parrafada habitual, dije que no hablaba finés la repitieron en inglés y sin más que decir se presentaron en la cocina de mi casa. Estábamos comiendo, los polluelos tenían su sopita de fideos en la mesa y tuve que levantarlos, porque parecía que era urgentísimo mover la mesa, las sillas y abrir una tubería, era cosa de vida o muerte. En fin, si es tan importante, no se hable más, hagan ustedes lo que tengan que hacer; levanté a los niños, improvisamos un picnic y ellos se dedicaron a mover el banco, la mesa, la alfombra, dejarlo todo empantanado y sin más que decir, se marcharon. A los tres minutos llegó otro compañero, puso unas tablas en el suelo para no manchar y también, al igual que sus compañeros, desapareció, sin decir nada y sin dejar ni rastro. Y digo esto porque no han vuelto a aparecer; no sé si será que han ido a por tabaco, que se han perdido con la nieve y la ventisca de esta noche o que dado que hoy, por primera vez en 22 días hemos tenido "temperatura en positivo", un gradito, señores y señoras, un gradito...., tal vez se hayan ido a disfrutar de unas cervezas en una terraza de invierno. Ya os avisaré cuando aparezcan, pero yo... hasta entonces, he vuelto a colocar la mesa, el banco y todo lo demás en su sitio, porque ya está bien de tomaduras de pelo.
En cambio, también ayer, cuando iba el padre de mis hijos en el autobús, a mitad de trayecto se produjo el cambio de turno de conductores; el conductor saliente, antes de abandonar su puesto de trabajo, dio las gracias a los viajeros, se despidió y salió tan campante.
El resto de la familia aún no hemos viajado en autobús; hemos ido en coche, en tren, en trineo en el burro de San Fernando (un rato a pie y otro andando), pero aún tenemos pendiente el tranvía y el autobús.
3 comentarios:
Bueno, una cosa positiva: 1 grado sobre cero ¡hurraaaa!
y hoy, según el termómetro de tu blog, ni frío ni calor.
Mientras tanto, en un lugar de Madrid de cuyo nombre no quiero acordarme, con un frío mucho menor que a 3.669 km más al norte, pero frío al fin y al cabo, y esperando el autobús del trabajo, veo como los trabajadores van colándose de uno en uno, o de dos en dos (y casi me parece de multitudes en multitudes) de tal forma que me he quedado sin sitio y he tenido que esperar un cuarto de hora más al siguiente autobús... y me he preguntado: ¿habría podido subir al autobús si trabajara 3.669 km más al norte?
jajaja. Yo también he tenido que ir de pie en el metro... Al parecer hoy regalaban algo y yo no me he enterado, porque había más gente que otros días. Y ahora, con el calor que entra por la ventana, y este cristal con efecto lupa podría sacarme unas aceitunitas y tomarme una cocacolita como un día de verano...
A esos 'sobreros' la próxima vez ponles una sopa de fideos también. Y diles que hasta que no se la acaben, no se van a jugar con la tubería...
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