Tres años menos dos días.
Ese es el tiempo que llevamos en el país de l@s elf@s. Estamos recién atrrizad@s después de haber pasado unos días entre turrones, polvorones, comidas copiosas, amig@s y familiares. Y aunque estando allí en algún momento he pensado: ¡menudo jaleo, yo me vuelvo pal Norte!, y es cierto que en más de una ocasión no encontraba tiempo ni para ducharme, hay que reconocer que: ¡qué bien se está en casa! con tu gente. ¡Qué rápido pasa lo bueno! y ¡qué fácil es entender el idioma! aunque no signifique lo mismo que entender a la gente, jejeje.
Ese es el tiempo que llevamos en el país de l@s elf@s. Estamos recién atrrizad@s después de haber pasado unos días entre turrones, polvorones, comidas copiosas, amig@s y familiares. Y aunque estando allí en algún momento he pensado: ¡menudo jaleo, yo me vuelvo pal Norte!, y es cierto que en más de una ocasión no encontraba tiempo ni para ducharme, hay que reconocer que: ¡qué bien se está en casa! con tu gente. ¡Qué rápido pasa lo bueno! y ¡qué fácil es entender el idioma! aunque no signifique lo mismo que entender a la gente, jejeje.
Esta vez la vuelta me ha resultado más sencilla que las dos últimas veces, alguna que otra lagrimilla pero mucho más sencillo de lo habitual; supongo que ha ayudado el hecho de que dejamos un país templadillo, grisaceo y oscuro y nos hemos encontrado un país blanco y cubierto de nieve, con unas temperaturas que te congelan la tontería de un cuajo.
Hoy hemos salido un rato para irnos aclimatando, porque hasta en la Alcarria, que se caracteriza por sus temperaturas extremas, nos ha hecho bueno, pasar de 15/19 grados a -20 en un pis pás no creo que sea muy sano.
Pasado mañana empiezan de nuevo las clases, así que hemos sacado los monos de astronauta para volver a la rutina, ya olvidada, de las capas de cebolla y las temperaturas extremas, no vaya a ser que el jueves a las 8 de la mañana empiecen con la tontería de paso de guantes, de gorro y de calcetines de lana.
Aquí mañana es festivo pero l@s niñ@s.fi no dejan zapatos antes de acostarse porque no esperan regalos mañana por la mañana. Es tan sólo una fiesta religiosa como tantas otras.
Espero que los Reyes como son Magos, astrónomos y se guían por las estrellas y el cielo, se abriguen para poder llegar esta noche y dejarnos nuestros regalitos aunque lo siento más por los camellos, a los que deberán proteger sus patitas para que no se les quemen con el hielo. Hemos traido turrón y polvorones para que repongan fuerzas y sigan caminando; eso sí sustituiremos la sidra por un tecito caliente.
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