Hoy se da por inaugurado el curso escolar en Vantaa, la
semana pasada empezaron en Helsinki y durante los próximos días se irán
abriendo los coles en el resto del país.
Mientras media España se vuelve a movilizar debido al
inicio/fin de vacaciones o al retorno del puente, aquí nos movilizamos rumbo al
cole, con los impermeables, los plastificaniñ@s y resto de accesorios.
Son menos de 10.000 niñ@s los que comienzan primaria dentro
del área más poblada del país (Helsinki, Vantaa, Espoo). Hoy les darán su gorra
amarilla (patrocinada por una compañía de seguros) para que se les vea bien al
cruzar la calle, os recuerdo que la mayoría van solos al cole desde el primer
día. También hay una óptica que se ha comprometido a pagar las primeras gafas
de todos aquellos estudiantes de primero de primaria que las necesiten y como
este año no tengo a ninguno de esa edad, no sé si les regalarán una tarjeta SIM
para el teléfono como ocurrió cuando empezó mi primogénito.
El tiempo, que no ha sido muy veraniego en los últimos meses,
ha decidido compincharse con el Otoño y
ya he visto a bastantes niñ@s con los gorros de algodón y las botas de
agua puestas.
Aquí estaríamos encantad@s de quedarnos con esos graditos
que les sobran a algunas provincias de España y si vienen acompañadas del astro
Sol, muchísimo mejor.
Tiempo lluvioso, ventoso y los árboles empiezan a cambiar de
color. El amarillo empieza a hacerse sitio entre las hojas verdes. Todos los
años me sorprendo con este cambio del paisaje, todos los años me hago la misma
pregunta, ¿estamos en Agosto, si?, ¿cómo es posible que los árboles cambien tan
pronto su color? y todos los años pienso que se ha adelantado con respecto al
año anterior. Pero no, empiezan ahora, es un proceso lento lentísimo y un buen
día te das cuenta de que todo está amarillo con tonos rojos y alguna pincelada
verde, muy bonito, no lo niego, con una luz especialmente intensa. Es el último
chute de luz antes de que empiece el declive. Con suerte llegará pronto la
nieve y lo hará más divertido.
Menos mal que aún, espero, nos queda el veranillo de San
Miguel.
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