Aquí traigo un ejemplo de “madre coraje”, sale a acompañar a su hijo a tocar la trompeta en plena ventisca.
Tuvieron el detalle de salir a la calle para no molestar a los vecinos cercanos y poder deleitar a toda la comunidad con su música.
A la pobre criatura se le congelan las manos y no pudo estar más de cinco minutos tocando a la intemperie. Mientras tanto… los primos canturrean la misma melodía desde casa, para solidarizarse con su primo, la madre le sacaba fotos a corta distancia y la tía-prima (yo) le graba desde la ventana. Demasiada presión para un pollo de 9 años. Esperemos que su profesor de música tenga en cuenta el esfuerzo. ¡Bien por mi chico!.
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