Recibimos a la primavera con con cinco gradetes de madrugada, 10ºC/12ºC durante el día y otros cinco a estas horas. Con nieve a medio derretir en el exterior, lluvia que acelera el proceso de descongelación y unos caminos fangosos y poco apetitosos para caminar. Yo cuando el suelo está así de asqueroso hago como los perros, si se puede elegir entre ir por la nieve blanquita o el suelo fangoso, me inclino por la nieve, que aunque esté fría está limpia, no salpica y no resbala.
El fin de semana se presenta incierto, no hay grandes planes a la vista, y no tengo ni idea de si va a nevar, llover o lucir el Sol, son cosas de la Primavera.
Pero los pollos están encantados con este tiempo, pueden elegir entre la nieve, la bici o saltar los charcos; si en lugar de ir plastificados pudiesen ir en manga corta.... para ellos sería perfecto. Yo, sinceramente ya empiezo a cansarme de este estrés térmico que nos ha traído más de tres deshielos en lo que va de temporada.
Empezamos la Primavera celebrando un cumpleaños inesperado. Esperado era, porque sé la fecha en la que nació mi primogénito, pero por un despiste con las fechas hemos adelantado siete días el acontecimiento. Son cosas del directo, del día a día, de las prisas y de tener mil cosas en la cabeza al mismo tiempo, pero no pasa nada, no panic, las madres de las criaturas han dado su consentimiento para que inflase a sus cachorros con patatas y ganchitos; los pollos lo han pasado fenomenal y los adultos espero que también. Lo importante es que nos veamos, seguir en contacto, hacer terapia, reír un montón y pasar un rato entre amigos. ¡Gracias por venir!
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