domingo, 1 de septiembre de 2013

...De domingo...

Hemos amanecido con el día nublado. A las 8.30 ha caído una buena tromba de agua, a las 10.00 estaba bastante despejado y el Sol hacía sus intentos por poder lucirse. A las 10.15 salía la expedición desde mi casa rumbo a Helsinki, destino, Suomenlinna, otra vez (palabras textuales de mi hijo 3).
Ha sido un error confiar en el tiempo y no coger las botas de agua, hemos pasado la mañana entre lluvia, algo de viento y mucho, mucho andar, menos mal que no hacía frío. Llovía como en Forest Gump, en todas las direcciones, hacia abajo, de lado, por el otro lado, y lo que parecía lluvia de abajo a arriba no era otra cosa que alguno de mis hijos saltando charcos -al olvidar que esta vez no iban plastificados-; su madre, yo, había decidido que no iba a llover más y las había dejado en casa. Consecuencia: entre 12 y 18 pies mojados; evaluación de los daños: con suerte mañana sólo tendremos tos.

Paseando por la isla nos hemos encontrado con una curiosa cesta de manzanas pochas, tenían pinta de estar buenas porque tenían "bicho y todo"; estaban al alcance del visitante, lo que hacía sospechar que eran un presente para cualquier caminante; al no encontrar por ninguna parte una cestita en la que dejar alguna moneda de agradecimiento (como es habitual en estos casos), no nos hemos atrevido a probar tan suculento manjar y hemos seguido nuestro camino.
La tarde se ha resumido en un paseo de reconocimiento por Helsinki; teníamos pensado volver a casa, pero es entonces cuando el tiempo ha mejorado de lo lindo, el cielo se ha despejado y no podíamos desperdiciar la ocasión, así que.. ni cortos ni perezosos nos hemos ido al parque de atracciones, pero eso lo dejaremos para otro día, que mañana tengo curso y tengo que repasar "la lección".



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