sábado, 28 de enero de 2017

¡Sol!

A las 8 de la mañana ya teníamos una luz estupenda, el primer día de  lo que llevamos de invierno en el  que a horas tan tempraneras teníamos luz natural, y lo mejor no acaba ahí, lo mejor es que luego hemos tenido un día con un sol enorme y resplandeciente. Cómo habrá sido la cosa que hasta los pollos se han sorprendido al salir a la calle.
A la hora del café un par de compañer@s entre bromas y risas me han dicho que teníamos ahora más sol aquí que en Madrid (como les gusta chinchar), a lo que les he respondido que mi madre se pasó ayer toda la tarde soplando para mandárnoslo, quedarse con las nubes y poder estrenar su paraguas nuevo, que ya tenía ganas desde Reyes. Suponíamos que  el fin de los días grises estaba cerca, ahora solo esperamos que se mantenga así. Si tuviésemos un poquinín más de nieve.....
Cuando vives por estas tierras del norte valoras la luz y el sol como si fueran un tesoro, y te descubres en más de una ocasión buscando el Sol como un lagarto. La cosa es más grave cuando, como es mi caso, te descubres disfrutando de las escenas soleadas de alguna película (pensando, ¡menudo solazo que tienen allí), o lo que es "para hacérselo mirar", arrimándote inconscientemente a la luz de la farola en el mes de noviembre, porque echas de menos el Sol. ¡Qué poco le valoramos cuando le tenemos! y cuanto se le echa de menos cuando falta.

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