Vuelve la nieve, y con ella llega la diversión para un@s y el trabajo extra para otr@s.
La nieve es preciosa, da luz a esos días tan oscuros en esta época del año. Es divertida y gracias a ella se puede sacar el trineo, esquí de fondo y muchas cosas más. Hace que los días sean más divertidos.
También hay quien piensa lo contrario, y cuando caen nevadas como las de la semana pasada se ponen temblar, y no solo de frío. Para algunas personas, tanta nieve supone no poder salir a la calle por miedo a caerse, se sienten prisioneras en su propia casa y esta espera se puede hacer muy larga y angustiosa. Por desgracia, tras la pandemia, sabemos lo que supone quedar encerrado en casa.
Para los más pequeños, esos montones de nieve impresionantes que se acumulan en los patios de vecinos y en las aceras son una pasada y se traducen en juerga y diversión. permiten poder tirarse con el trineo, hacer trincheras para las guerras de bolas, una fuente inmensa de nieve para hacer muñecos, túneles y escondites.
Para muchos adultos, tanta nieve se traduce en madrugones para retirar la nieve de las puertas de sus casas, madrugones para encontrar sitio para aparcar dado que muchos aparcamientos están inutilizados por ser un punto ilegal de acumulación de nieve.
La nieve hay que recogerla de la vía pública, el dueño de cada parcela es responsable de los caminos de su finca, los caminos públicos deben estar despejados, pero nadie la quiere en su terreno.
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