Empecé a prestar atención a los pájaros cuando me mudé a Finlandia. En los pájaros y en las ardillas. Son muchas las horas que pasé observándoles desde mi ventana.
Al mudarnos desaparecieron actividades y personas de mi vida que llenaban mis horas, asì que aprendí a llenar esos tiempos con las pequeñas cosas que hacen el día grande. Empecé a parar (entendiendo por parar el dejar de correr, de llegar con la lengua fuera), a observar, a fijarme en detallines; al fijarte el ellos los haces conscientes y al hacerlos conscientes los disfrutas. Como desde mi ventana se veìan màs ardillas que personas, asì empecè a quedarme embobà observando animalillos.
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