También puede pasar que una amiga te ofrezca unos platos y termines con una torre de 60 (entre llanos, soperos y de postre), como se puede ver en la foto, el tema de los vasos se me fue un poco de las manos.
Tampoco pude resistirme a otro ofrecimiento/donación de tres hamacas, de una Alfa 53, ni de las sillas con asiento de paja.
Después de llevar tantos años sin comprar, rectifico, después de llevar tantos años sin comprar nada distinto a materia prima (tela y esparto he comprado, elástico para mascarillas e hilo también), vi tanto menaje...que no me pude resistir. Se despertó otra vez ese gusanillo que te incita a querer más. A querer la mesa y el baúl, la botella de vino que ya ves transformada en lámpara... ha tener que decir, no, ya no me ofrezcas más, esto no lo necesito.
Estoy muy agradecida por todos los objetos recibidos, pero me ha dado miedo y un poco de pena descubrir que aún soy presa fácil del consumo absurdo.
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