jueves, 24 de mayo de 2018

Reciclando, que es gerundio

Nunca he sido de tener muchos trastos. Soy la cuarta  de ocho, así que el espacio destinado al acumule de cada cual se reducía básicamente a lo que entrase en la mochila que tenías en el armario. Armario que a su vez compartía con varias hermanas, al igual que zapatos y ropa. Siempre lo he resumido con la frase: "mi baldosa mi espacio".
Pues aún no siendo de acumular hay cosas que se van quedando por aquí y por allá, que al final de tanto verlas se hacen invisibles.
He decidido vender todo aquello que no uso. La ropa si puedo la reciclo, las camisetas en pantalones/gorros/pijamas, los jerséis en calientapiernas y así suma y sigue.
Para qué tanto trasto. Adiós a las estanterías anchas, si mide más de 20 cm de fondo terminara siendo un nido de trastos, a los zapateros sin usar y a los muebles y accesorios acumuladores en general.
Ya no quiero comprar más cosas, quiero comprar sólo lo imprescindible y si necesito algo mas, si es posible quiero hacerlo en casa. Hay máquina de coser, torno, barro y herramientas suficientes para construir un pueblo. ¡Manos a la obra!.
Y así con la tontería ha ido pasando el tiempo y a mediados de febrero de 2017 hizo un año que no me compro nada. Ni ropa, ni zapatos ni enseres inservibles.
Comida  no falta, aseo tampoco y los niños tienen herencias de primos para varios años. Zapatos si les compro, guantes también, porque aunque lo he intentado no controlo mucho el tema manoplas.
La idea forma parte de un proyecto que empecé en febrero de 2017: No comprar nada que no necesite para el día a día. Los armarios estan llenos, la ropa que hay me gusta (x eso no la tiro) así que mientras haya ropa no habrá más compras.La ultima cosa que me compré fue una sudadera que me compró mi madre en Tallin y un pañuelo para el cuello.
La idea inicial era no comprar, ahora he añadido el vender lo que no usamos, dejarlo marchar.
¿Por qué hago esto?, porque no quiero ser dependiente de tanta tontería que nos rodea, quiero hacer mía la frase "mas feliz cuanto menos necesites".
Como dice una amiga, que se ha tomado el proyecto de no consumir mucho más en serio que yo, si a otras épocas las conocemos como la edad de piedra, del hierro o del bronce, a nosotros nos recordaran como la edad del plástico. Encontrarán enterradas en la arena figuritas de Hello Kity, barbies, Rayo Mc Queen y Micky.
Ahora bien ¿qué efectos secundarios va a tener mi proyecto en la educación de mis hijos?, quiero concienciarles a ser respetuosos con el medio ambiente, a no crearse necesidades absurdas, a ser felices con lo que tengan, pero a saber por donde salen.
A una buena terminan siendo unos loquitos siempre inventando como su padre, a una mala, y teniendo en cuenta que la adolescencia se nos viene encima, como les de por hacer lo contrario de lo que ven en casa...la estare cagando pero bien, creando "por el simple afan de llevar la contraria" unos consumidores en potencia.

0 comentarios:

Publicar un comentario