He escrito varias veces sobre la subjetividad del tiempo, lo percibo diferente desde mi paso por Finlandia, donde parece que el tiempo va a otra velocidad. Tanto es así que he usado muchas veces la expresión de "en Finlandia el tiempo se me cae de los bolsillos", ¿porqué? porque mis ritmos eran otros y mi rutina también.
Las distancias trabajo-casa más cortas, lxs niños cada vez más independientes, la jornada laboral del padre de mis hijos diferente. y como me faltaba gente para compartir determinados momentos, si quitas vida social con amigxs, eventos familiares y algunas que otras gestiones, el tiempo para dedicar al núcleo familiar y a una misma se multiplica considerablemente.
luego está la objetividad del tiempo, y es cuando ves que en Finlandia, en determinados lugares el tiempo se ha detenido, congelado y como ejemplo traigo LOS ASCENSORES.
La mayoría de bloques de casas que tienen ascensor y en muchas tiendas, todos los ascensores tienen la misma pinta y lo más asombroso es que no tienen puertas herméticas.
En España hubo una ley hace años por la que era obligatorio tener ascensor con esas puertas previas a la puerta exterior, por seguridad (supongo). También supongo que con esa normativa, más de un@ y de dos se forrarían a costa de las comunidades de vecin@s.
A Finlandia esa ley parece que no ha llegado, porque entre otras cosas eso haría que tuviesen que cambiar el ascensor del parlamento del que se sienten tan orgullos@s, no tiene puertas de ningún tipo, no para y subes y bajas en movimiento. Aquí lo puedes ver:
Y ya que estamos con lugares en los que se ha detenido el tiempo, los portales de las casas también están contados por el mismo patrón.