lunes, 19 de marzo de 2018

Pepa Pig

A estas alturas de mi vida jamás pensé que fuese a tener que manifestar mi agradecimiento públicamente a "Pepa Pig", sí, lo reconozco, he escrito Pepa Pig.
No soy muy aficionada al esquí. El alpino no lo he practicado nunca, miento, una vez, cuando tenía 7 años debí de intentarlo. El de travesía o de fondo, lo he practicado alguna que otra vez desde que estoy aquí, todo sea por integrarse, estar con mis chiquetos y echarnos unas risas. Lo de ponerme en forma ya lo doy por imposible. Pero aquí, si la nieve está bien es bastante sencillo porque está todo preparado para salir de casa con las botas puestas, los esquís en la mano y a 100 metros del portal ponerte a dar zancadas.
El caso es que el otro día estaba esquiando con uno de mis hijos y me llevó por un sitio que le habían llevado con el colegio, el paseo precioso, espectacular, llano con sol, bosquecito tenebroso, todo iba bien hasta que me encuentro que tengo que subir una pequeña pendiente. Mi chiqueto sin parase a pensar, china chana china china, se sale del carril y se pone a andar como un pato o como un buzo con aletas y sube en un periquete.
Yo intento seguir por el carril y cuando estoy a mitad de pendiente uyuyuyuyuyuyuy para abajo que me voy, como si estuviese en una escalera mecánica de bajada. Me entra la risa y no tengo fuerzas para subir. Evidentemente el "método pato Donald/ buzo con aletas" no funciona porque estoy muerta de risa y me vuelvo de nuevo para atrás. Hasta que oigo a mi hijo que también entre carcajada y carcajada me dice, inténtalo así mamá, como Pepa Pig, Piensa en Pepa. Y me enseña a subir de lado.
¿En serio se acuerda de Pepa Pig? si no lo vemos desde hace más de cuatro años, en fin, salvada por la campana. Va por mi Pepa favorita, ella si que esquía y a buen seguro que se ha tragado tantos Pepa Pig como yo.

0 comentarios:

Publicar un comentario