miércoles, 14 de marzo de 2018

Aurora Boreal en Finlandia.

Buscando Auroras.
Cuatro dias, en este caso cuatro noches me han sabido a poco y me han dejado con ganas de repetir.
¿Qué son las auroras y porqué se producen?

Una aurora boreal es un fenómeno ¿atmosférico?, entre atmosférico y espacial que se produce cuando las partículas del viento solar son desviadas por el campo magnético de la Tierra hacia los polos, y al llegar a ellos chocan con las partículas de las capas altas de la atmósfera ionizándolas y produciendo un efecto luminoso al que uno de mis hijos ha denominado el arco iris de la noche.


Buscando Auroras. Primera noche. El tiempo estaba algo nublado y la predicción del "aurora alerts" no era muy elevada. Eso no nos desilusionó ni echó para atrás. Queríamos ver auroras y había que buscarlas.
Lo primero que vimos fue como una nube gris en el horizonte, me dijeron que era una aurora y pensé: pues vaya chasco, yo me lo imaginaba más impactante. Me lo creí porque lo que no captaban mis ojos lo captó el objetivo de la cámara. En las fotos si que impresionaba más. Poco a poco la cosa fue mejorando. La aurora fue tomando fuerza a la par que los cinco nos íbamos emocionando.
Cambiamos de sitio, nos fuimos del lago y subimos a la colina, allí la cosa mejoró.



 Segunda noche: la cosa también empezó flojilla. Así que después de casi una hora en la que se intuía, crecía, menguaba y se desplazaba, ante la insistencia de los niños que empezaban a tener frío, decidimos cambiar de sitio. Fue meternos en el coche y a los dos minutos aquello fue una explosión. ¡¡Qué maravilla!!, el cielo se tiñó de colores y tuvimos que aparcar en un ladín y salir a toda prisa. ¡Alucinante!, duró sólo unos minutos pero bailaban que daba gusto verlas. El padre de mis hijos y yo estábamos tan absortos que nos olvidamos del abrigo y los periféricos a pesar del frío. Fue un momento y un sentimiento que no soy capaz de describir porque me quedaría corta. E igual que digo que el primer día la cámara parecía que exageraba el efecto, debo decir que el segundo día la cámara no hace justicia a lo que vimos. Cambiaban de forma y de color, bailaban y parecían simular cabezas de animales, como jugar a las nubes a cámara rápida. No tenía ojos para mirar a todas partes porque el cielo estaba totalmente teñido, un gran angular para mis propios ojos habría necesitado.
El tercer día volvíamos cansados de Noruega así que por miedo a no conseguir sacar a los pollos de casa después de palizón de coche decidimos parar a medio camino aunque aún era temprano, aún no eran las ocho de la tarde. ¡Oh maravilla!. Allí estaba la aurora rasgando el cielo como un arco iris de la noche. Fue variando y bailando algo mas lenta que el día anterior pero igual de fascinante. Como una lámpara de lava. Después de un rato bastante largo emprendimos el viaje de vuelta a casa. 
Otra vez tuvimos que parar, buscar un entrante en la carretera porque teníamos la aurora encima. Sin palabras otra vez. Sin gorro ni guantes. La emoción es tan fuerte que no sientes frío (estábamos a -31), no lo digo por vacilar ni mucho menos, es para que entendáis el subidón. Eso sí, la tiritona sin tregua empezó al entrar de nuevo en el coche y darme cuenta de la temperatura exterior.
No contentos con eso, al llegar a casa, después de entrar en calor y recobrar la cordura nos bajamos al lago y allí estaba otra vez. Si apagabas las luces de casa se veía desde el ventanal del salón. Mi madre dice que no hay que ser pobre para pedir, pero ¿Se puede pedir más?





PD: si vas a buscar auroras te recomiendo llevar siempre en el coche un termo con bebida calienta, te ayudará a recuperar la temperatura cuando vuelvas a entrar. Con razón mi amigo roberto nos llama "el grupo de las infusiones"

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