Hemos amanecido a -15 gradetes. Los pollos ya han salido camino al cole en esta fría mañana de enero, en breve le toca a la que suscribe disfrazarse para salir al frío exterior para ir a ganarse las lentejas.
Tengo dos opciones:
vestirme como una cebolla (no sólo por las miles de capas que esta vestimenta requiere, sino por la forma curva que adopta mi cuerpo bajo esta modalidad, que ahora que lo pienso, en forma más se asemeja a una cabeza de ajo) o directamente vestirme en "modo michelín" con un abrigo tan gordo que no me veo los pies.
Al menos parece que está saliendo el Sol, así que el día promete,
La foto de la izquierda marca la temperatura desde mi ventana ahora mismito, la de la derecha me la manda una amiga desde Siberia. Aún bajo esas temperaturas, dice que allí la sensación de de frío es diferente, el clima es más seco y no tan húmedo como en Finlandia, que no es tan terrible. Quien no se consuela es porque no quiere. Cualquier día cojo los bártulos y me planto allí para averiguarlo.
¿Quien dijo frío?
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