jueves, 5 de octubre de 2017

Terror en el supermercado

Cuando digo que aquí se agobian en un vaso de agua creo que me quedo corta.
Hoy a la pobre mujer que atendía en la zona de frescos casi le da un chungo por mi culpa.
Matizo: podría decir que a la pescadera casi le da un chungo por mi culpa, pero como en ese supermercado la carnicería y pescadería están unidas, he decidido ser así de moderna.

El caso es que he visto que había un pescado "siika" (pescadoblanco parecido a la lubina), que estaba de oferta y como en casa somos cinco, que menos que pedir seis por si los pollos vienen con hambre. Así que he pedido 6 piezas y que me las hiciese en filetes. ¡Qué cara me ha puesto la mujer!, ha intentado escaquearse diciendo que solo podían llevarse dos piezas por persona (es habitual en estas tierras del Norte que cuando un  producto está en oferta, limiten el número de piezas que puede llevarse cada cliente), y como en el cartel no ponía nada, le he dicho que de eso nada monada, que en la oferta del salmón si que especificaba dos por persona, pero que en mi pescaito no limitaban ni piezas, ni kilos ni na. Y no es que me estuviese llevando una cantidad desorbitada de pescado, que debían ser tres kilitos como mucho (incluyendo las cabezas y raspas para el caldo que ni siquiera sé si haré). Pues la pobre mujer ha empezado a sudar y con tan mala suerte que han llegado un cliente y una clienta después. ¡Qué estrés!, ha llamado para pedir refuerzos, y cuando ha llegado otro compañero le ha explicado muy enfadada que es que yo había pedido filetear seis piezas.
Vamos, que había pensado comprar un salmoncito que tenía muy buena pinta, pero como no lo íbamos a cenar hoy, casi que lo he dejado para mañana, que a buen seguro se alegrará de verme. A esta pobre mujer si la ponen a trabajar en Mercadona en horario punta le da un soponcio.
Esto me recuerda que estaba el otro día en otro supermercado y había más gente de lo normal, un montón de cajas abiertas (porque en cuanto hay tres o cuatro personas esperando abren otra caja), pero aún así mucha gente. Madre mía, con la de tiempo que habré perdido yo esperando en Ahorramás. Pues lxs cajerxs estaban al borde del ataque preguntando que donde estaba el compañero de la caja 6, ¡estaban desesperados!! ¿dónde está Pepito?, decía una, ¡llamad a la encargada!, decía otra, al final el bueno de Pepito apareció y todxs respiraron tranquilxs.
¡Más madera!! ¡¡es la guerra!!, que diría Groucho.

0 comentarios:

Publicar un comentario