miércoles, 1 de febrero de 2017

Riga, viajar con niñ@s





Nuestro punto de partida era Vantaa, lugar en el que hemos establecido desde hace poco más de 4 años (¡ay, qué rápido pasa el tiempo!) nuestro campamento base. Para llegar a la capital lituana teníamos dos opciones: la fácil, avión y listo o la opción b, que era algo más complicada, pero también más interesante y sobre todo más económica, que tratándose de cinco pasajer@s es algo a tener en cuenta.
Para llegar a nuestro destino tuvimos que coger: tren para llegar a Helsinki, tranvía que nos llevó al puerto, el barco hasta Tallin y de allí en coche hasta Riga. Toda una aventura para los cachorros que hasta el momento nunca habían dormido en un camarote.
La experiencia de dormir en el barco fue bastante buena, estábamos todos en el mismo camarote, y después de haber dormido en el vagón cama cuando fuimos a Rovaniemi, esto nos pareció amplio, jejej camas plegables, tele, baño completo y vistas directas al mar. 
Estábamos los cinco tan echos polvo de toda la semana que ni tuvimos fuerzas para explorar el barco, como ya le conocíamos de las otras veces que habíamos viajado a Tallin, fuimos directos al camarote Nada de karaoke, discotecas ni parques de bolas. 
El viaje Helsinki Tallin dura menos de tres horas, pero existe la posibilidad de alquilar camarote y dejar el barco a las 7 de la mañana, nunca habíamos probado esa opción y decidimos probar, te ahorras el hotel de Tallin y amaneces bien tempranito en la ciudad vecina. Como mis polllos se levantan cuando las gallinas, el madrugar no es un problema.
Por la mañana cogimos el coche de alquiler en el mismo puerto y desde ahí hasta Riga....carretera y manta. Hicimos un par de paradas, una de aprovisionamiento que disfruté de lo lindo, ¡me encanta entrar en los supermercados de otros países! y mucho más si son más baratos que Hesinki y con mayor variedad de productos. La siguiente parada fue en el Golfo de Riga, una costa muy bonita,  una playa kilométrica y aquel día totalmente vacía, toita para nosotr@s y el viento que soplaba fuerte.
Una vez en Riga no fue complicado encontrar la casa y tras dar unas vueltas de reconocimiento con el coche (típica excusa familiar para no reconocer nunca que estas perdid@) llegamos al campamento base.
La casa que alquilamos en Riga, como diría Mary Poppins, "no era el Palacio de Buckinham, pero estaba limpia", por suerte tenía mejor aspecto por dentro que por fuera, ya que desde la calle parecía un edificio fantasma pendiente del soplido de lobo para caer desplomado al suelo. Tercera planta. sin ascensor, edificio muy, pero que muy viejuno, pero con dentro teníamos todo lo necesario. 

Me pareció muy curiosa la versión de "Riga vista desde los ojos de mis hijos"; mientras el padre de las criaturas y la que suscribe veíamos una ciudad interesante, divertida, historia, arte y arquitectura, cafeterías bonitas. Una ciudad alegre llena de gente de día y de noche, los pollos veían: casas viejas, grietas y edificios rotos, Probablemente, si les pregunto lo que más les gustó del viaje responderán en primera opción el haber podido ir sin gorro ni abrigo (cuando fuimos aún hacía frío en Finlandia), jugar en la playa, los parques y el haber podido comer en restaurantes. Ah, y se me olvidaba, sin duda alguna hablarían de la casa de la miel, ¡qué rica la miel de Riga!
Sinceramente me parece una ciudad cómoda para ir con los cachorros, no es muy grande y cuando se cansan de callejear puedes montar en el tranvía, ir al parque y algo que nunca falla es inventar historias mientras andas por las callejuelas. Esta última opción es mucho más sencilla cuando mi padre, madre o hermanas se encuentran dentro de la expedición, en esos casos, delego la opción "contar historias" para ahorrar imaginación, jeje.
Les encantó la habitación de la miel: una tienda en la que se puede compra miel del país y sobre todo el la que pueden catar los diferentes sabores. La dependienta era simpatiquísima y consiguió que mi medianillo probase distintos sabores, cosa que a mí me habría costado un siglo. Si te gusta la miel, merece la pena pasarse por allí. Eso sí, te advierto que es difícil salir con las manos vacías.
El viaje ha sido divertido, pero no nos vamos a engañar, no todo ha sido un camino de rosas, los pollos crecen y cada vez se hacen más exigentes y ellos también opinan sobre el viaje, y "como no llueve siempre a gusto de todos" hemos tenido más de una rebelión y hasta un motín en el coche, un día que los pollos dijeron que ya estaban cansados de tanto andar y decidieron entre los tres que de allí no se movían.
Hemos viajado con ellos desde que nacieron, el mayor, cuando aún no había cumplido un año ya había estado en Almería, Cádiz, Cuenca, Medinaceli, distintos pueblos de la Comunidad de Madrid y algunos de Guadalajara, compramos una piscina hinchable que usábamos de cuna de viaje y nos le llevamos a Chipre, Suecia y Dinamarca, en fin... tal vez le hayamos saturado, Se aproxima la edad del "no, que rollo....". El caso es que yo pensaba que según creciesen sería más fácil viajar con ellos y así ha sido hasta que se nos han amotinao. Han aprendido muy bien la teoría de grupos y entre ellos se retroalimentan y se hacen más fuertes, cuando están enfadados con nosotros entre ellos no discuten nada de nada. (nota especial para mi padre: quita esa sonrisa burlona de tu cara, que sé lo que disfrutas cuando se nos amotinan y lo que pasa por tu cabeza en estos momentos)
































 Qué ver en Riga:
Nosotros callejeamos por aquí y por allá, entramos en las iglesias que estaban abiertas, subimos a alguna que otra torre, parques, nos encantó el mercado de los angares y como he dicho antes a los pollos les encantó la habitación de la miel.
Habíamos leído mucho antes de ir, sobre los nombre de las iglesias, de edificios concretos, pero esta vez, excepto para casos concretos, pasamos bastante del mapa y nos dedicamos a caminar y caminar. Más que pasar del mapa, delegamos el mapa, eso les tuvo entretenidos bastante tiempo.
Paseando por el puerto nos sorprendió encontrarnos al "Alvaro de Bazán" que estaba de misión en el Báltico. Había jornada de puertas abiertas, esta vez no pudo ser, se nos escaparon antes de tiempo, días después amarraron en Hernesaari (Helsinki) y fue entonces cuando nos invitaron a subir al bordo. :)
Antes de ir me descargué este PDF de la ciudad que puede que os resulte de utilidad:

EXCURSIONES DE UN DíA EN RIGA Y ALREDEDORES

Más Letonia
Camino a Tallin paramos en Pärnu donde sólo estuvimos unas de horas, Callejeamos por sus calles y nos sorprendió su playa, sobre todo porque nunca habíamos visto el agua así, desde lejos parecían unas salinas impresionantes pero no era sal, era hielo, estaba congelado el agua, hasta la mismísima orilla.
 Si estando por aquí hechas de menos la comida de tu tierra, tienes un restaurante en el que dicen ser expertos en comida española. También había una tienda de productos españoles en la carretera que une Riga con Pärnu, a pocos kilómetros de la capital.
Alrededores de Riga, escursiones de un día
Cerca de Riga visitamos: la playa de Jurmala, uno de los lugares de vacaciones favoritos de algunos miembros del partido comunista (cuando Letonia era territorio ruso). Una playa inmensa, rodeada de pinos y hierbajos. Si decides pasar aquí el día o un ratín revisa luego a l@s niñ@s y a tu mascota, dicen que hay garrapatas. Es un pueblo pequeño, que tiene un restaurante a la entrada, si paseas por sus calles verás casas de madera de todo tipo, algunas muy simples y otras de lo más enrevesadas.
Czesis, ciudad medieval con sus calles adoquinadas, castillo y callejuelas
Siguilda, ubicada en el parque nacional de Gauja, las vistas del valle son realmente espectaculares.
Castillo de Turaida, del que se cuentan numerosas leyendas. Es uno de los lugares más visitados del país. Se encuentra a pocos kilómetros de Siguilda, siguiendo el río. Hay una ruta por el valle que une Siguilda y Turaida, pero nosotros lo hicimos en coche, si hubiésemos tenido más días me habría gustado hacerla a pie.

Conduciendo por Letonia y otros detalles
Las carreteras no son malas, la gente adelanta un poco como le viene en gana, hay que hacer el uso del arcén como carril adicional si no quieres que alguien salga perjudicado. Y las señalizaciones son un tanto cuestionables,
La zona centro es peatonal, mejor dejar el coche antes de meterte en el meollo. Hay parquímetros (minimo 30 minutos) y la hora cuesta poco más de 2 euros.
Moneda:  el euro.
Hablan inglés en todas partes. La gente mucho más abierta ahora que cuando visitamos por primera vez el país en el año 2000.
Dicen que los botones dan buena suerte, así que si vas a la casa de la miel de Riga, no dudes en llevarte un par de ellos.


  








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