lunes, 2 de enero de 2017

el café de l@s muy cafeter@s

Me he dado cuenta de que soy mucho más sugestionable de lo que pensaba. Si como dije en su día, al leer lo que entonces era la trilogía de Milenium de Stieg Larson (ahora ya son cuatro) me entraron unas ganas tremendas de probar las "billys pan pizza" que constituían el alimento básico de la protagonista (diré a mi favor, por si ayuda, que en aquel entonces estaba en avanzado estado de gestación), ahora, que voy por el libro tropecientos de Petra Delicado (de Alicia Giménez Bartlett) estoy acelerada y atiborrada de café. No he llegado al nivel de mi época estudiantil porque me controlo, pero apetecerme, me apetece todo el rato, eso sí, café del que me traigo de España, porque aunque he leído en distintos artículos que el café.fi es estupendo, mucho más puro y saludable, que venga quien lo redactó a probarlo.
Dicen en dicho artículo que en los países nórdicos deben filtrar el café porque su aroma y sabor es muy intenso y más puro. ¡Ja!, luego lo ponen en la cafetera de moda y a mi me sabe a rayos, quita, quita, que digan lo que quieran y cada cual que beba lo que más le guste, que yo sigo con mi cafelito de siempre, en mi cafetera italiana tradicional a la que hemos tenido que improvisar un asa de madera (que le da un toque muy de estas tierras) porque se nos había roto el mango de baquelita original.

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