lunes, 15 de agosto de 2016

Tromso. Noruega




Se encuentra en al Norte del país y es una de las ciudades más importantes de Laponia Noruega, hay una minoría Sami que ha ido inmigrando a Tromso desde otras zonas laponas y cuentan con escuela infantil Sami, asignatura de sami en los colegios, distintos cursos para mantener el idioma y un museo con su arte, cultura e historia.
En Tromso se encuentra la Mezquita más al Norte de toda Europa.
En la Edad Media fue importante núcleo de culto religioso, hasta aquí llegaban en barco desde las localidades cercanas para escuchar misa y al mismo tiempo aprovechaban el viaje para hacer negocios e intercambiar mercancías. Y así poco a poco fueron construyendo
cabañas de madera para alojar a l@s feligres@s y comerciantes y fue prosperando la zona. En el siglo XIX ya era considerado el mayor puerto de Ártico. Desde aquí salieron las grandes expediciones del siglo XX con destino al Polo Norte.
Es una ciudad de gran atractivo turístico tanto en verano como en invierno. No vas a encontrar grandes catedrales, ni edificios monumentales, pero la naturaleza que rodea la zona es realmente espectacular, con sus montañas nevadas independientemente de la estación del año, los lagos y glaciares, las carreteras estrechas y sus pueblecillos cercanos.
Cuando estuvimos por allí había unas olimpiadas de ajedrez y había tableros gigantes por toda la ciudad. En el escaparate de una tienda vimos un tablero muy chulo y cuando entramos a comprarlo nos dijeron que no, que hasta que no terminaran las olimpiadas de ajedrez no nos lo podían vender, parece que no andaban muy necesitados de venta.
En Tromso  los pollos lo pasaron en grande visitando el acuario y el barco ballenero convertido en museo. El acuario no es gran cosa, pero los pollos disfrutaron con las focas. En cambio en el barco si que alucinaron, no sólo por lo que vieron, sino porque había estancias en las que se podía jugar: en la cocina, en el puente de mandos. Había cosas muy curiosas y lo pasamos bien.
La ciudad, sin incluir las islas, es pequeñita y se ve con facilidad, no hay cuestas ni escalinatas tremendas, dificultad cero.
Lo que más nos gustó de todo fue subir al monte Floya, en el teleférico Fjellheisen. Desde arriba las vistas son una pasada. Nos llevamos unos bocatas y allí improvisamos un picnic con cafelito y bollo después en la cafetería de la montaña.
Mucha gente viene aquí en invierno (tiene aeropuerto) para ver las auroras, y para disfrutar de deportes de invierno; en verano, es parada para much@s de camino a Cabo Norte.
De camino a Tromso, desde el camping en el que dormimos aquel día, tuvimos que pasar por una carretera que estaba en obras y nos sorprendió que hubiese una furgoneta que fuese escoltando a los vehículos."folow me" decía, pues claro, ¿dónde vamos a ir? ¡si estamos rodeados de piedras y agua!.
Si tienes pensado pasar por aquí, debes saber que los veranos son fresquetes, por mucho que luzca el sol en verano, y en cuanto te quedes a la sombra necesitaras una chaquetica o un forro polar, Las noches en verano son casi inexistentes y los  Inviernos pueden llegar a ser fríos aunque menos que en Finlandia.

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Teleférico Fjellheisen


Objetivo: Cabo Norte



















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