martes, 28 de julio de 2015

TALLIN. Viajar con niños

¡Por fin!.
Llevaba tiempo queriendo escribir esta entrada. Por fin puedo escribir sobre TALLIN, capital de Estonia y preciosa ciudad medieval, a tan sólo 81 km de Helsinki y dos horas y media en barco.
La primera vez que visité Tallin fué allá por el año 2002, cuando en Estonia no había Euro y estaban haciendo un referendum al respecto.
Por aquel entonces iba sin chicharras, que no estaban ni en proyecto. Iba con el padre de mis futuros hijos, hermanas 5/6 y Julio. La segunda vez, (10 días después) además de l@s anteriormente mencionados nos acompañaba "Neringa", aquella chiqueta que nos hizo unas deliciosas patatas fritas en Palanga (Lituania) y que continuó en el corazón de alguno de los tripulantes un tiempito más.
En aquel viaje recorrimos los tres países bálticos, con sus capitales y su interior rural empezando en Tallin ¡qué tiempos aquellos!.
Mi tercera vista a la capital Estonia fue también con cinco tripulantes, tres cachorros humanos, el padre de las criaturas y la que suscribe, así que el planteamiento del viaje fue totalmente diferente.
En el barco: fueron directitos a la zona infantil, en un primer momento quedaron algo decepcionados al no encontrar la piscina de bolas de la que habían oído hablar a sus amigos. En su lugar se encontraron un espacio diminuto con algunas construcciones gigantes, una peli de Dumbo y poco más. Por suerte, avisaron por megafonía de la existencia de otra sala en la que se lo pasaron en grande: pantallas digitales, futbolines, un juego cuyo nombre no recuerdo, y otras actividades. Se pasaron el viaje la mar de entretenidos.
En la ciudad de los dragones, princesas y armaduras estuvimos andando y andando sin parar. Llevábamos mapa, pero apenas lo miramos, nos limitamos a recorrer sus calles, disfrutar del ambiente, escondernos por sus callejuelas e inventar historias.
Nos acordamos de Sol al entrar en la que dicen que es una de las farmacias más antiguas de Europa, del abuelo, al ver las torres, torrecillas y torreones, de la bella durmiente al encontrarnos con una rueca, y hasta me pidieron un helado al descubrir las cúpulas de la iglesia Ortodoxa Alexander Nevsky.
Me sorprendió ver a tanta, tantísima gente por todas partes. Cuando llegamos ya estaba la plaza abarrotada, que no cabía ni un grupo más; aquí hacen literalmente su agosto con los cruceros. Si abrías un poco la oreja, podías ir descubriendo las historias más recónditas del lugar de la boca de l@s guías que se movían por la ciudad, muchos grupos de alemanes, anglo parlantes y alguno que otro de españoles.
A eso de las cinco, empezaron a desaparecer, supongo que volverían al barco o al crucero, algunos de los cuales incluso facilita bicicletas a sus clientes.
Podía liarme a escribir sobre la ciudad, su historia, distintas rutas y algunos consejos, pero, antes de embarcar, descubrí este artículo que me gustó mucho, así que aquí lo adjunto por si os puede ser de utilidad antes de emprender el viaje.

Diez lugares que no quise perderme en Tallinn

Algo que la gente no sabe, es que son muchos los y las finlandeses que realizan con frecuencia el trayecto Helsinki Tallin, Tallin Helsinki; su objetivo son las compras, hay quien baja del barco, entra en el supermercado del puerto, carga las maletas sobre todo con alcohol y se vuelve a Helsinki; y hay quien se da una vuelta por la ciudad, visita el centro comercial en el que te encuentras todas las marcas, llena las maletas y se vuelve a casa.
El edificio de la izquierda es todo lo que ven algunas de las personas cuando vienen a esta bonita ciudad, aquí tienen todo lo que necesitan, alcohol, camisetas y mochilas y algo de comida.



 Buscando un supermercado, porque me encanta ver los supermercados de las ciudades que visito, dimos con un enorme centro comercial ("VIRU"), ahí había muchas tiendas que te encuentras en el resto de Europa pero que no he visto en Finlandia, con productos a precios más asequibles de lo que he visto en este país del Norte. Estaba hasta los topes. Estamos en rebajas y Julio en Finlandia es como Agosto en España.  Como ejemplo: un café en la cafetería más antigua de la ciudad te puede costar entre 1.50 y 3 euros, nada que ver con lo que te cobran en la cafetería más antigua de Helsinki, en la que se puede llegar a triplicar el precio. ¡Todo está más barato menos los juguetes!, es la conclusión que sacaron mis cachorros al ver que sus tornados ninjago no estaban al precio que aparecía en su catálogo de confianza.

Una vez más me sorprendió la resistencia de mis cachorros, después de haberse levantado a las 5,30 de la mañana, de haber estado todo el trayecto en barco jugando, de haber andado sin parar durante horas, cuando parábamos a descansar en algún parque, quienes realmente descansábamos éramos el padre de las criaturas y yo. Ellos seguían saltando trepando y corriendo. así que, por primera vez en la historia desde que soy madre, mis hijos se despertaron al día siguiente cerca de las 10.00 de la mañana.
Creo que nunca (estando sanos) se había dado la circunstancia en que los tres se despertasen a esa hora, independientemente de la hora a la que se hubiesen acostado. ¡Puf!, pero si para volverlo a conseguir tenemos que volver a darnos la paliza del otro día, creo que ellos seguirían tan panchos y su padre y yo caeríamos rotos por el camino.


































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