lunes, 20 de abril de 2015

Un poquito de azúcar para cuerpo

Mientras intentamos que los pollos se nos hagan insumergibles, el padre de las criaturas y yo hemos improvisado una merendolilla. Tenía poco de romántico:
Ubicación del encuentro: el hall de la piscina pública del barrio.
Comensales cercanos: niños correteando, abuelillas en bañador y algún que otro jovencillo paseando con bolsas de deporte.
Música de ambiente: la radio local.
Olor del local: algún que otro gasecillo del niño de al lado, que nos ha amenizado la velada. Nos ha hecho recordar aquellos tiempos en los que había que viajar con algún pañal de repuesto, biberón del agua, según con que niño, con el chupete, y siempre, siempre siempre, nos acompañaban unos cubiletes de IKEA de colores que se encajan unos dentro de otros. Servían para el agua, para la arena, para apilar torres, improvisar juegos de "comiditas", lo que habremos estirao esos cubiletes....

Como no hay cafetería y el cuerpo no perdona la merienda (hay que mantener estas carnes, que no se alimentan del aire) hemos comprado un brebaje y un pitkäviineri Vad-Ome, que supongo que querrá decir "viineri" largo de frambuesa y manzana. La frambuesa la he catado en la mermelada, pero la manzana.... supongo que estaría en la crema, pero la frambuesa mataba su sabor. Está bueno, como todos los "viineri", no suelen defraudar. Había otros más apetitosos en el expositor, pero como ya los habíamos probado... hay que seguir investigando los dulces del lugar.

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